miércoles, 24 de agosto de 2011

Mistral… ‘le mató le gua-gua’

El restaurante Mistral abrió sus puertas hace un par de meses en Avenida de las Palmas, en donde antes se encontraba el Reserva 555, del que heredó todo el mobiliario y la decoración que no cambió nada. Así que para quienes conocimos el anterior establecimiento la primera impresión no fue la de estar en un lugar nuevo.
Eso sí, se come mucho mejor de lo que se hacía en su antecesor, aunque la comida que se ostenta como francesa, tiene tanto de ésta como la frase que dice “le bubu le mató le gua-gua”.
Se trata más bien de comida internacional preparada con técnicas galas y con toque francés. Por fortuna la noche era hermosa y la terraza, aunque 'déjà-vu', era bonita.
Eva pidió un Cosmo ($195) y Gerardo un vino espumoso ($80) sin mayor pena ni gloria. Mientras ordenábamos nos llevaron un amuse-bouche, que era una croqueta de cangrejo con salsa de pimientos.
De primer tiempo y aunque no pareciera correcto Eva ordenó el Tagliatelle con morillas ($185). La pasta estaba bien cocinada y la morillas eran de buena calidad, pero la cantidad de mantequilla que había en ese plato lo convertía en algo muy pesado, por lo que no pudo terminar con la ración.
Gerardo pidió el Carpaccio de corazón de alcachofa ($130), que venía con arúgula al centro, jitomates chery cortados a la mitad y dos láminas de queso parmesano. Las alcachofas tenían buen sabor y textura. El plato estaba bien aliñado y lo único era la arúgula, cuyo sabor es demasiado fuerte y opaca, por no decir anula, al de la alcachofa.
Ya que nuestra expectativa esa noche era tener una autentica cena francesa, escogimos un vino de ese país: Les Cèdres Rouge 2007, Château Neuf du Pape ($1,140).  A la vista tenía un color rubí obscuro con una capa media y un cuerpo aparente medio alto.
En nariz presentaba una agradable combinación de aromas; primero aparecían frutos rojos y negros maduros, luego madera, aromas especiados, cuero, tabaco, chocolate obscuro y un toque de regaliz. En boca tenía un buen ataque, buena acidez, tanino sedoso. Un vino cálido, pero con buena estructura. Agradable.
Después Eva ordenó la Ensalada de portobello y jamón de parma con queso de cabra al balsámico ($150). La presentación era muy atractiva, las lechugas frescas y crujientes, el queso que se ocultaba entre las mismas tenía buen sabor, el jamón también resultaba agradable, el único problema de esta ensalada eran sus aderezos, que no encajaban con el resto de los ingredientes.
Gerardo, por su parte, se decidió por los Espárragos asados a la vinagreta de pimientos ($135). Los espárragos eran de primera, tiernos, nada fibrosos, estaban bien de cocción, con una vinagreta correcta. Es suma, un plato bien logrado.
De plato principal Eva prefirió el Estofado de res Mistral ($230). Un buen plato, la carne estaba muy suave y el sabor era excelente, la salsa era agradable y el puré que le acompañaba era un buen complemento.
Gerardo también se fue por las carnes y escogió un Filete de res Mistral ($230) en salsa de pimienta que venía con un jitomate deshidratado y una guarnición de papas a la francesa. El termino era correcto y tenía buena textura y sabor. La salsa se quedó por debajo de las expectativas. ¿Por qué muchas veces ocurre que las papas están mejor que el plato principal? Sí, deliciosas.
A la hora de los postres nos desilusionamos un poco, porque sí nos hubiese encantado que fueran algo que nos sorprendiera un poco más, pero la opción era escasa y bastante común además.
Eva eligió la tradicional Tarta Tatin con helado ($90). Resultó ser lo que pensábamos que sería. Las manzanas estaban demasiado azucaradas, a tal grado que el sabor de la fruta era casi imperceptible. Por otro lado, la masa no era nada excepcional y el helado tampoco.
Gerardo optó por su tradicional y aburrido plato de frutas ($90) que, por supuesto, no estaba en el menú. Preguntó qué frutas tenían y entre otras le ofrecieron mango, pero se lo trajeron mal pelado, con pedazos de la cáscara así que mejor lo cambió por unas fresas.
Como nos quedamos con ganas de dulce, preguntamos si tenían vino de postre por copa y nos ofrecieron un Refrontolo Passito 2005 De Stefani ($200) de uva Marzemino.
El servicio fue esmerado y tras la cena, mientras tomábamos la copa de Passito, salió el chef Ángel Pacheco a preguntar muy amable si la comida había sido de nuestro agrado. Le dijimos todo lo que ya expusimos arriba y nos explicó que por políticas de la empresa no se preparan los platos al momento, una de las cosas que define a la cocina francesa. Además, las técnicas tradicionales galas, muy laboriosas y con tiempos muy largos, se simplifican.
El resultado no es malo, pero difiere de lo que se espera de un lugar que dice ser de comida francesa. Mon Dieu!

Dirección: Paseo de las Palmas 555, Col. Lomas de Chapultepec
Tels. 5540 2945 y 5540 7347
Horarios: Dom. de 13:00 a 18:00 hrs.
Lun. a Sáb. de 13:00 a 23:00 hrs.

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